Van y vienen

lunes, 9 de julio de 2012

ECHADOS AL MONTE




Así vivían por aquellos años de cuando yo era niño unos cuantos guerrilleros que se resistían a admitir el desenlace de la contienda. Más que guerrear, ya era un tiempo de resistir y hasta de sobrevivir a las malas condiciones de mantenerse en el monte. La gente de bien los temía porque llegaban a los chozos de los carboneros, y más que pedir, lo que hacían era arramblar con todo lo que pillaban. No nos dábamos cuenta de que más que peligrosos malhechores no eran sino  parias, derrotados, mendigos de justicia.
Había uno que era natural de nuestro pueblo. Muy famoso por tanto por nuestros lares. El célebre Cazalla. Se suponía que lideraba un gran grupo, y que llevaba el sobrenombre de Capitán Lechuga.

De lo que me acuerdo es de que aquel año se formó una contra-partida para darles captura, que  eran en realidad guardias civiles vestidos como serranos. Iban en número parecido al de los maquis de la sierra, y por supuesto armados hasta los dientes. Y resultó que me los tuve que encontrar yo, para llevarme entre las jaras y las encinas uno de los mayores sustos de mi vida. Me recuerdo corriendo como un gamo entre los brezos creyendo que huía del sanguinario Capitán Lechuga.
Una noche fueron a la casilla de mi tío Lancherillo, y donde Luciano El Búho para llevarse sin pedir permiso todo lo que pudieron.
A partir de entonces ya no se volvió a oír ni a saber de ellos. Se comentaba que los habían matado en la frontera con Portugal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario