Van y vienen

martes, 20 de marzo de 2012

De melones




Una noche, después de salir del cine, nos juntamos Paco -el de Juanjosé- (del que por cierto, yo era primo segundo), Antonio -el hermano de mi novia, y que luego se convertiría en mi cuñado-, Sixto -el de Honorio-, Carbonilla.y yo, y nos fuimos a melones.
El padre de Sixto tenía un plantío de ellos en La Periquina y allá que nos fuimos. Nada más llegar, aquel hijo cogió el chozo que tenía su padre para guardar el terreno a la sombra o por las noches, y lo echó a rodar cuesta abajo, que si adentro hubiese estado el viejo, con él se hubiera desnucado en una de aquellas vueltas que iba dando.
Amanecer amanecimos (gracias a mi cuñado y a su llave) ni más ni menos que en la casa de mis suegros, que tenían una carga importante de melones gorrineros, de los que no dejamos ni uno sano.

FRANCISCO ESTRELLA RUFO







El buen hombre que fue mi suegro me iba másqueriendo ya por aquel tiempo. Y yo que se lo ponía fácil, pues me desvivía por facilitar mi presencia en aquella casa. Recuerdo una vez que se dio con una espiga en un ojo y tuvo que ir hasta Ciudad Real para hacérselo mirar. La noche antes de irse, va y me dice: "mañana me siegas un centeno que tengo allí arriba en la Sierra, pero escucha lo que te digo, no me hagas los "haces" muy grandes". Y mira que me lo dijo, y que me lo dijo claro, pero yo no sé cómo cogí el recado cambiado, y le hice los "haces" como caballos de enormes.

Y qué bronca que me gané. Supongo que por mi equívoco y por el dolor que llevara en el ojo. No llegó sin embargo la sangre al río.
Otro día de aquellos en los que nos íbamos haciendo cada vez mejores las migas, me pidió que le acompañara a segar. Y allí pude comprobar cómo a pesar de la edad que se gastaba, aquel hombre que iba a ser mi suegro segaba como una máquina de las de ahora.


jueves, 15 de marzo de 2012

Retazos del tiempo



En las fiestas de San Antonio con nuestras mejores galas. Aquí estamos: Arriba: Jaime, Calixto el Zapatero, El Negro de Medio Litro  y yo mismo.
Agachados: Vicente El Barrigoncho, Jerónimo, Balbino, y  Tosi el de Carcunda.
Nos encontramos a la altura de la zapatería de Chocolate, en la calle Mayor.


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martes, 13 de marzo de 2012

Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada...

Y por qué no estrujarme el cerebro e intentar hacer un inventario de todos los motes/sobrenombres con los que nos conocíamos en nuestro pueblo.
Algo tan nuestro, tan rural, tan antropológico...
Vamos a ello. No están todos los que son, seguramente, pero doy fe de que los que están, son.



Dabona, Canelilla, Mendaro ,

Vuelcaollas,Perrete, Quirico, Candilejas,

Pisto, Berrugo, Cinco Duros, Cuchillas,

Cuchara,Chato, Lapicero, Matute, Chinche, Chambras,

Tamborcillo, Cacharrito, Pulga, Botijo,

Erizo, Nene, Perro, Pituto,

Borrega, Pelele, Gato, Pilrraca,

Tortas, Caballo, Rata, Piruchi,

Cartolas, Oreja de Parra, Lobo, Guarrillo,

Pan Mojao, Moña, Mochueo, Mono,

Boca Pintá, Porrenes, Buey, Cagarruta,

Coriana, MediÁguila, Mocoso, Carrasquillo,

Cagón, Saltitos, Boquique, Porreto,

Zorra, Capricho, Cigarrilla, Rana,

Tolové, Adobe, Conejo, Ojo Perra,

CagaTinta, Botijo, Chiva, Cobrín,

Caradura, Culebra, Gallo, Botella,

Tirilla, Tres Pechos, Reina, Medio Litro,

Rompe Hielos, Relleno, Mosca, Minuto,

Potrita, Asusta, Traga Moscas, PaiPai,

Tolín, Carcunda, Grillo, Manolones,

Plato Fino, Chambrón, Camilos, Chorreandito,

Cadenas, Chocolate, Dos Gorras, Tío los Peros,

Calva,


Bueno, si alguien me fuera diciendo alguno que falta, prometo ir añadiéndolos. Todos de realengo, con escudo de armas y blasón con lema. Así, al tuntún, sin orden alfabético, ni clasificado por animales, o aperos, o instrumentos o... sólo según me venía a la mente. Gentes de mi pueblo.


domingo, 4 de marzo de 2012

Benemérita

La Sastra se casó con Farruco, y la cencerrada que le dieron fue espectacular. Toda la noche atronándolos, así que de vez en cuando, y por clarear la calle de cafres, salía La Sastra con una palangana de agua que más que aplacar la chanza, la arreciaba, Entre el público cencerreador destacaba un cabo de transmisiones de la Guardia Civil, que asiendo el enorme cencerro que portaba, nos pedía a los niños que nos meáramos en él. Así que una de las veces que la pobre mujer se asomó con su inocente carga, se llevó un vergonzante chaparrón de orines.
El otro cabo que había era el jefe del puesto, y era más malo que un demonio. Más de un mozo ha dormido caliente por obra y gracia del Cabo Basilio.
Se contaba que una vez, unos cuantos chavales entraron en el huerto de Enrique, el del Chavao, rompiendo casi todas las ramas de los árboles. Pero el Cabo Basilio los pilló, y como eran menores no les podían tocar un pelo. Asi que se las ingenió con toda la industria de la que fue capaz.. Los metieron al cuartel, y los pusieron por parejas, e hicieron que -vete a saber cómo- se pegaran entre ellos. Parece ser que se dieron de ostias por un tubo. Así que salieron del cuartel moraítos perdíos sin que los números les hubieran puesto la mano encima.


viernes, 2 de marzo de 2012

Salvajadas

Un buen día de verano, de esos en los que se dice que el sol es de justicia, vimos la cuadrilla a un abuelete que se puso a cagar en el estercolero que estaba al lado de Las Cartolas, en Los Quiñones. Aquello estaba plagado de pulgas, y el buen hombre se fue con más de lo que dejó. Parecía que fuera volando de los bichos que llevaba en el cuerpo y en la ropa. Se puso el pobre a aliviarse de ellos, pero mataba uno y yo creo que le entraban otros mil. Nosotros, que no teníamos idea buena, no se nos ocurrió otra salvajada que arrojarle todas las piedras que pudimos. Ý allí lo dejamos jurando en hebreo y prometiendo vengarse. Cosa que hizo el granuja, porque logró reconocernos y dar cuenta a los padres de algunos de nosotros. En cuanto llegué a mi casa, mi madre, que ya estaba enterada por el viejo vengativo, me administró tal caída de palos que como veis aún me acuerdo de ellos.
Y como esa, muchas más, aun no siendo yo de los peores cuando chico. Aunque quizás era yo como aquel Mendaro del que se decía "eres como Mendaro, que calladito jode".
En aquel tiempo poco amor se le tenía a los animales, pues eran como aperos que utilizábamos en las tareas, a no ser algún perrillo al que se le acababa por tener afecto.
Recuerdo que en Gómez Ibáñez teníamos una a la que queríamos mucho. Empezó a rondarla un macho del que no éramos capaces de deshacernos. Así que un día  en el que por fin le echó Cándido el guante, ahí acudí yo con un mechero recién cargado de gasolina. Con ella le untamos el culo ayudados de un algodón.  Luego le atamos un palo a los riñones. Todo dispuesto para que una punta del palo fuera más larga que la otra. En cuanto le hizo efecto la gasolina, se puso a correr el bicho como un endemoniado, y cada vez que la punta corta del palo se clavaba  en el barbecho, iba la larga cogiendo fuerza para darle luego un estacazo en los lomos. No lo vimos más.
Salvajes.
En fin, de esas había muchas, ya digo.
Como echar un deshaumerio. Recuerdo que pusieron uno en el Casino de Macario, y se montó la de diosescristo. Allí es donde iban los señoritos, el médico, el practicante, Aureliano, Luisito, Jaime, Don
Eladio...en fin, la gente de copete. Que los pobres no tenían sino El Salón de Vicentito y La Elisa. Ya se sabe, a echar unos billares, o la partidita al tute.