Van y vienen

sábado, 2 de febrero de 2013

Acción! Grabando!


Esto que sigue es un extracto de una grabación, como si hubiera sido el mismísimo Sánchez Ferlosio, tras escribir El Jarama, el que hubiera dejado la grabadora encendida, y hubiera quedado registro de aquella conversación que tuvo lugar hará ya sus buenos cuatro años.
El tema es muy particular, pero de algún modo guarda sintonía con todo esto que se viene publicando en este blog de recuerdos alamilleros.
Se cuela por tanto una mano negra, sin que sirva de precedente, y usurpa al legítimo dueño de este blog el derecho a editar una pequeña entrada.  Con la venia de don Fructuoso G. B.



O sea, que en realidad el abuelo no se quedó sordo por la onda expansiva de una bomba, ni por un resto de metralla alojado en el tímpano. Vamos, que me estoy enterando ahora de que ni siquiera estuvo en la guerra.
Lo que está sucediendo ahora es que estás escuchando. ¿Quieres un poco más de café?
Pero de verdad, es que esto es muy fuerte. Toda mi vida he creído que la sordera era cicatriz de guerra.
Has creído lo que te ha dado la gana, porque nunca has preguntado nada que yo recuerde. Pero cómo va a ir el abuelo a la guerra si cuando empezó, él ya estaba teniente como una tapia.
La que sabe bien la historia es la Bea, que es la mayor…
Por muy mayor que sea, todo esto que estáis contando ahora sucedió siempre antes de que ella naciera, así que tiene tanto dominio como el que pudierais tener vosotros, es decir, lo que os  ha llegado por los cuentos de la abuela.
La pobre abuela tampoco creas que nos contaba mucho. Voy a hacer un poco más de café
Pero si siempre he creído que luchó codo con codo con Franco. Y para mi vergüenza, siempre he creído por tanto que mi abuelo era un abuelo facha, que ganó la guerra rebelándose contra el  gobierno legítimo de la República.
¿Es que tiene tu familia pinta de haber ganado alguna guerra?
No, lo cierto es que tenéis razón: nunca me he parado a pensar seriamente sobre la figura del abuelo, ni a juntar razonablemente las ideas sueltas que se me  fijaron cuando niño.
Te diré que, efectivamente, tu abuelo no fue a la guerra debido a su  sordera, pero que como en el pueblo no se dio ninguna tragedia por parte de ninguno de los dos bandos, tu abuelo Francisco nunca tuvo motivos para no guardar simpatía por los militares.
Militares hubo en los dos bandos.
Por los rebeldes quiero decir.  Por Franco. Como si haber hecho la mili con él le hubiera ganado para siempre para la causa fascista.
El abuelo era así de simple?
Tu abuelo era muy listo. Era de los pocos que sabían leer en el pueblo. Y allí nunca se sentía si en España había una República, un rey o una dictadura. El pueblo era muy pequeño y estaba muy lejos de cualquier sitio. Siempre nos contaba historias del Quijote. Siempre le decía a la abuela “eres tan tonta como Sancho Panza”
Pero le visteis leerlo alguna vez? ¿Tenía un libro del Quijote en casa? ¿Lo leía en voz alta? ¿Os  lo leía a vosotros?
Jamás he visto un libro en aquella casa.  Naipes sí. Barajas, cartas.
Uy, uy, uy… pero qué está diciendo este hombre.
Todo eso me importa menos. Lo que en realidad me está dejando perplejo es que el abuelo se quedara sordo por un resfriado, por una mojadura, por no cambiarse de ropa.
Pues sí hijo, sí. Un catarro mal curado. Todo el tiempo que se iba a pasar en casa haciendo la matanza se lo pasó en la cama muy pero que muy malamente.
En lugar de estar velando al padre moribundo como quiso hacer creer en su tiempo de mili a sus oficiales, fueron sus padres quienes estuvieron al  pie de su cama con el alma en vilo.
Como un castigo a la mentira urdida por la Laureana.
Así es. Como un castigo de Dios por burlarse de la providencia y decir que si su padre se estaba muriendo, o que si…
El no dijo nada. En realidad todo fue un cuento de la Laureana. 
Menuda pájara que sería la abuela Laureana.
Y más agarrada que un chotis.
Que de raza le viene al galgo.
Qué pesados con el agarrar o el no agarrar. Pues que sepáis que si no es por cuidar la hacienda no hubiéramos ahorrado lo que tenemos. Y si esa ciencia me la ha legado mi abuela Laureana pues bienvenida sea.
No te pongas así, que estamos de chanza. 
Pero es que es verdad, siempre igual con  si el puño cerrado o el puño abierto...





No hay comentarios:

Publicar un comentario