Van y vienen

domingo, 4 de marzo de 2012

Benemérita

La Sastra se casó con Farruco, y la cencerrada que le dieron fue espectacular. Toda la noche atronándolos, así que de vez en cuando, y por clarear la calle de cafres, salía La Sastra con una palangana de agua que más que aplacar la chanza, la arreciaba, Entre el público cencerreador destacaba un cabo de transmisiones de la Guardia Civil, que asiendo el enorme cencerro que portaba, nos pedía a los niños que nos meáramos en él. Así que una de las veces que la pobre mujer se asomó con su inocente carga, se llevó un vergonzante chaparrón de orines.
El otro cabo que había era el jefe del puesto, y era más malo que un demonio. Más de un mozo ha dormido caliente por obra y gracia del Cabo Basilio.
Se contaba que una vez, unos cuantos chavales entraron en el huerto de Enrique, el del Chavao, rompiendo casi todas las ramas de los árboles. Pero el Cabo Basilio los pilló, y como eran menores no les podían tocar un pelo. Asi que se las ingenió con toda la industria de la que fue capaz.. Los metieron al cuartel, y los pusieron por parejas, e hicieron que -vete a saber cómo- se pegaran entre ellos. Parece ser que se dieron de ostias por un tubo. Así que salieron del cuartel moraítos perdíos sin que los números les hubieran puesto la mano encima.


2 comentarios:

  1. Yo he visto jugar a las cartas en el bar de Francisco- Bar mi PRIMO- a esos "señoritos de copete", sobre todo, cada uno en su momento- a Jaime y D. Eladio el maestro, y ese bar era para toda condición social, y no eran precisamente de alto copete, cuando el maestro salia por le pueblo con el canastillo a solicitar comida, para poder sacar adelante a 5 hijos, osea.... Más seriedad, que alguno lo sabemos muy bien.

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  2. Querido anónimo, para empezar agradezco tu contribución. Y me pica la lengua queriendo contestarte. Pero me guardo hasta que no tengas a bien desembozarte y ser lo suficientemente amable como para que sepamos quién eres.

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