Van y vienen

martes, 21 de febrero de 2012

Don Daniel.

A todos nos ha de llegar la hora, pero aquel día le llegó a Ezequiel, el hijo del boticario. Falleció Ezequiel, que se había casado con la Publia, la de Asusta, y al cielo también le pareció mal, pues se puso a echar agua como nunca lo había hecho
E iba la triste procesión toda la calle arriba hacia el cementerio, bajo el agua violenta, y presidida por Don Daniel, el cura de Alamillo.
Ahí iban a cubrirlo con un paraguas.
Tápese don Daniel, que se va a ahogar.
Pero Don Daniiel decía que él no se mojaba, que no había cuidado. Don Daniel no se moja.
A sus flancos iban otros dos curillas que le auxiliaban en las exequias, y era una pena verlos arrugadillos bajo el diluvio. Porque si no se cubría a Don Daniel, no iban a ir ellos bajo palio...
Don Daniel los tenía bien puestos. Los cojones. Ya que no los usaba para lo que estaban hechos, los echaba para casi todo lo demás.




1 comentario:

  1. Aunque no lo conocí -al menos conscientemente, porque fue quien me bautizó-, siempre he oído en Alamillo muchos comentarios y anécdotas acerca de la personalidad de este cura de origen burgalés -del norte de Burgos, en la linde con Cantabria-, Don Daniel. Supongo que conocerás esta anécdota que fructificó en un dicho muy popular en Alamillo: un año, la primavera fue abundante en lluvias, y como es propio de nuestra tierra, el campo se puso exhuberante, pletórico. Un paisano, de apellido o de mote "Montes", se dirigió al párroco diciéndole: "Menunda primavera, Don Daniel"; y éste, que parece ser era algo inconformista con la posesión de bienes materiales y que sembraba y se dedicaba a labores agrícolas, le contestaba repetidamente: "Menos primavera, Montes, menos primavera..."

    Dios lo tenga en su Gloria.

    Fdo: El Niño de Alcudia

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